Mucho antes del descubrimiento de
América por parte de los españoles, los toltecas organizaron una comunidad de
sabios que se encargaba de promover y conservar el conocimiento espiritual de
sus antepasados basado esencialmente en cómo vivir la vida para convertirse en
una persona plena.
Los cuatro acuerdos son los principios
transformadores que conducen al bienestar y equilibrio interior y la base de su
sabiduría, que ha llegado hasta nuestros días gracias a una cuidadosa tradición
oral.
La creencia en la que se basan
los cuatro acuerdos formula que en nuestro interior podemos encontrar lo que
necesitamos para entendernos a nosotros mismos y a los demás, y así ser felices.
Las influencias externas (sociales, familiares, educacionales) ejercen un
impacto tan potente en lo que somos que necesitamos recuperar eso genuino y
personal que nos hace ser quienes somos a cada uno, absolutamente únicos.
Esta es la tarea de estos cuatro
principios toltecas, reconstruir el sistema de creencias para que nos acerque a
encontrarnos con nuestra verdadera identidad y al anhelado equilibrio interior
que conduce a la felicidad.
Lograr esta meta es poner en
práctica estos "cuatro acuerdos" o dogmas que son;
1. Sé impecable con tus palabras. Las palabras que te dices a ti
mismo y que dices a los demás hablan de lo que guardas en tu corazón y lo que
esto genera en ti y por tanto en tu entorno. Sé impecable para que lo que
provoques sea belleza y amor. No seas germen de rivalidad, provocación, violencia
o desamor, procura la bondad.
2. No te tomes nada personalmente. Sentir la necesidad de tener
siempre la razón nos lleva a ofendernos y sentirnos atacados por quienes ven el
mundo de un modo diferente. Ni los halagos ni las ofensas pueden construirnos
de modo equilibrado, así es que el valor de cada ser humano está en la
coherencia y honestidad de sus actos.
3. No hagas suposiciones. Las suposiciones conducen al conflicto,
porque están a mucha distancia de la verdad del otro y sus sentir profundo. Una
comunicación clara y respetuosa con los demás hace que las relaciones se basen
en la escucha y la tolerancia, en el aprendizaje y el reconocer la sabiduría
del otro. Para hacerse hábil en una comunicación clara es indispensable
preguntar y contrastar.
4. Dale al mundo lo mejor de ti. O haz siempre tu máximo esfuerzo
para vivir con intensidad y ser profundamente feliz. La generosidad de la
entrega nos aporta un goce inigualable. Sólo el que es capaz de devolverle al
mundo un poco de lo mucho recibido es consciente de que en su darse ya
encuentra la plenitud.
La práctica de estos acuerdos es un reto que supone responsabilidad y
constancia y es también la que nos hace ser nosotros mismos, la que nos
reconstruye y pone los cimientos de una buena convivencia interior y de
relaciones.
Por Amparo Navarro Salvador